miércoles, 18 de abril de 2012

CAPACIDADES PERCEPTIVO-MOTRICES: LA ESPACIALIDAD

Las capacidades perceptivo-motrices son aquellas que, a través de los sentidos, permiten coordinar el movimiento corporal para adaptarlo a las necesidades del propio cuerpo o las circunstancias del entorno. Existen dos formas de desarrollo perceptivo-motórico:
1.       Percepción de uno mismo.
2.       Percepción del entorno.

El conocimiento del cuerpo humano es de vital importancia ya que éste es la referencia con el entorno; a través de él se produce tanto la percepción como el movimiento y debemos aprender a desarrollar y coordinar ambas funciones.

Existen cierta controversia entre autores para determinar las capacidades perceptivo-motrices fundamentales, sin embargo, todos coinciden que, al menos tres, lo son:

1.       Esquema corporal
2.       Espacialidad
3.       Temporalidad

Algunos autores consideran que, las mostradas a continuación, derivan de las anteriores mientras que, otros, las catalogan como individuales aunque no independientes:

è Lateralidad
è Ritmo
è Equilibrio
è Coordinación

Estas capacidades que, a través de los sentidos, ponen en contacto a la persona con su entorno, son de fundamental adquisición puesto que influyen en el desarrollo de diferentes habilidades y, por tanto, en el completo desarrollo de un individuo.

En este caso, nos centraremos en la percepción espacial. Existen numerosos autores que han trabajado la espacialidad en su faceta educativa y social. En este sentido, alguna de las definiciones más completas de espacio que podemos encontrar son las siguientes:

Comellas y Perpinyá (1987) el espacio propiamente dicho, lo podemos
definir como el “medio donde el niño se mueve y se relaciona y a través de sus sentidos,
ensaya un conjunto de experiencias personales que le ayudan a tomar conciencia de su
cuerpo y de su orientación”.

Blázquez & Ortega (1984), el espacio será “aquello que nos rodea; es decir,
los objetos, los elementos y las personas; y tener una buena percepción del espacio será
ser capaz de situarse, de moverse en este espacio, de orientarse, de tomar direcciones
múltiples y de analizar situaciones y representarlas”.

A través de estas definiciones, debemos tener en cuenta que un individuo forma parte siempre de un espacio y un tiempo. Las personas se sitúan y se mueven en un espacio estableciendo relaciones con los objetos y las personas que lo rodean. Por tanto, los aprendizajes, la maduración y el desarrollo se suceden en un espacio determinado.

De este modo, podemos definir la espacialidad como la relación de un individuo con su entorno y, por tanto, con los objetos y personas que en él se encuentran, a través de su propio cuerpo.

Para que los procesos nombrados anteriormente se lleven a cabo en relación con el entorno intervienen factores como la percepción, que, como se ha dicho, puede y debe ser tanto de uno mismo como del entorno. Por tanto, la espacialidad estará estrechamente relacionada con la evolución del esquema corporal, el cual, se desarrolla en paralelo con las otras capacidades perceptivo-motrices.

En el aspecto perceptivo intervienen varios canales, por una parte, los extereoceptivos, que nos aportan información sobre el mundo que nos rodea y por otra los propioceptivos, que nos da información de la situación de nuestro cuerpo en el espacio;  aquí encontramos el kinestésico.

Los extereoceptivos más utilizados son fundamentalmente tres:

1.       Visual: Es el más utilizado a nivel de percepción, sin embargo, en él no influye sólo la imagen que se visualiza sino también la representación o concepción que el individuo tiene de la misma. Así mismo, la percepción visual depende de factores como la magnitud, novedad, repetición, el movimiento o la intensidad.
2.        Táctil: Nos ayuda a percibir formas, texturas, temperatura etc. Mediante el contacto con los diferentes objetos o personas a través de la piel.
3.        Auditivo: En muchos casos, sobre todo en personas con baja visión o ceguera, el sonido permite a las personas orientarse en el espacio.

Como propioceptivos  podemos catalogar fundamentalmente dos:

1.       Kinesiológico o laberíntico: Conocemos la posición de nuestro cuerpo en el espacio a través de los receptores de los músculos y las articulaciones.
2.       Memoria: Aunque suele ser dependiente de otros factores, las personas pueden ser capaces de memorizar y reproducir recorridos en el espacio.

Es fundamental en el desarrollo de la espacialidad el papel de los canales extereoceptivos y los propioceptivos puesto que son los que permiten que el individuo perciba su entorno y ponga su cuerpo en relación con él para conseguir las nociones de orientación, distancia, trayectoria, recorrido y direcciones.
Por este motivo, se debe tener conocimiento de que los niños de corta edad pasan por una etapa de egocentrismo que deben ir abandonando progresivamente para poder comprender las diferentes nociones de espacio y de este modo adquirir mayor autonomía, relacionarse con su entorno y desenvolverse en sociedad de manera coherente.

TIPOS DE ESPACIALIDAD

TIPOS DE ESPACIO
v  Espacio propio: Corporal
Es el espacio que ocupa el cuerpo, el volumen corporal que va cambiando a lo largo del tiempo y se ve modificado por  el crecimiento en altura y grosor corporal al cambiar de edad, por lo que su modelación es lenta y progresiva hasta llegar a las dimensiones corporales propias. Esto supone la adquisición de los factores de ejecución.

v  Espacio próximo o circundante: Operante
Es el espacio que podemos ocupar realizando una serie de actividades según las características actuales del comportamiento motor. Suponen un mayor o menor “nivel actual” en la posibilidad de soluciones espaciales en desplazamiento.

v  Espacio lejano o remoto: Accesible.
Compuesto por los lugares que podremos ocupar por la mejora de las capacidades en el medio operante que dan acceso a un espacio determinado.

TIPOS DE ESPACIALIDAD
Según Castañer y Camerino (1991), dividiríamos la espacialidad en tres apartados:
v  Orientación espacial: la orientación espacial es la capacidad de conocer de manera constante la localización del propio cuerpo en función de los demás objetos, así como también la capacidad de posicionar estos objetos en función de nuestra posición.

En la orientación espacial según Torre (1996) se debe tener en cuenta el espacio perceptivo, la capacidad que el niño posee de percibir el espacio, permitiéndole elaborar relaciones espaciales simples, es decir, la capacidad del individuo de establecer relaciones de proximidad o de posición entre él y un objeto.  A este conjunto de relaciones se les denomina relaciones topológicas.

Así se podrían citar los siguientes tipos de relaciones:
1.       Relaciones de orientación: Derecha- izquierda, arriba- abajo, delante- detrás.
2.       Relaciones de situación: Dentro- fuera, encima- debajo, interior- exterior…
3.       Relaciones de dirección: Hacia la izquierda, hacia la derecha…
4.       Relaciones de distancia: lejos- cerca, agrupación- dispersión, juntos- separados...
5.       Relaciones de orden: ordenar los objetos en función de diversas cualidades.
6.       Relaciones de cantidad: Lleno, vacío, menos, más…

v  Estructuración espacial: La estructuración espacial es la capacidad para orientar o situar objetos y sujetos.

Continuando con Torre (1996) esta estructuración espacial estaría relacionada con el espacio representativo o figurativo. Esta estructuración conlleva una mayor complejidad que consistiría en elaborar relaciones espaciales teniendo como referencia una serie de puntos, externos al cuerpo, es decir, relaciones totalmente objetivas que se adquirirían a partir de los 7 años. Este tipo de relaciones son las denominadas proyectivas o relaciones euclidianas. Con las relaciones proyectivas se adquirirían las dos dimensiones de espacio: largo y ancho; y por lo tanto el concepto de superficie.
Las relaciones euclidianas o métricas por otro lado son aquellas que dan la capacidad de coordinar los objetos entre si, es decir, descubre las tres dimensiones del espacio: volumen, profundidad y perpendicularidad, paralelismo, etc.

v  Organización espacial: la organización espacial se considera el resultado de la interacción de los dos apartados anteriores, la orientación y la estructuración espacial.  Ésta va variando a lo largo de la vida.

Así podemos resumir la orientación espacial como la capacidad de mantener constante la localización en el espacio de nuestro cuerpo en función de los objetos; la estructuración espacial como la capacidad para mantener constante la localización de los objetos y sujetos entre si; y la organización espacial como la orientación y la estructuración espacial que permiten establecer movimientos de manera adaptada al entorno.

EVOLUCIÓN ESPACIAL



Piaget (1975) nos propone las siguientes fases:

· Periodo sensorio-motor (0-2 años). Espacio dividido globalmente: el espacio se vive según las sensaciones táctiles, auditivas, visuales, olfativas y gustativas, donde el espacio bucal circular es su primer espacio. Posteriormente se va ampliando por la manipulación de objetos.


· Periodo preoperatorio (2-8 años): Se percibe la posición que ocupa en el espacio nuestro propio cuerpo, se progresa en la orientación espacial y manifestaciones del espacio perceptivo y de las relaciones topológicas.

· Periodo de operaciones concretas (8-12 años): Espacio conocido: Se utiliza con precisión del espacio gráfico, traslada los conceptos de derecha e izquierda a otros objetos y sujetos (descentralización), mejora en la estructuración espacial.


Centrándonos en la educación infantil:
En el desarrollo psicomotor la construcción del espacio está medida por el desarrollo de los procesos posturales y motores del niño. Se puede hablar así de según Schrager  de:
-          Espacio enfrentante: 9 meses; dominio de la posición sentada.
-          Espacio circundante: 12 meses; gateo y marcha.
-          Espacio limitante: 2 años; evoluciona la marcha y hay inicios de carrera.
-          Espacio ambiental: 3 o 4 años; carrera, salto, mayor autonomía de desplazamiento.

Viendo estos periodos podemos observar que la evolución de la percepción espacial se desarrolla de forma progresiva, comenzando por el propio cuerpo del sujeto hasta ser capaz de configurar el espacio que le rodea.

IMPORTANCIA DE LA ESPACIALIDAD EN EL DESARROLLO MOTOR HUMANO. PATOLOGÍAS ASOCIADAS.

La espacialidad y el desarrollo motor son dos aspectos muy relacionados. Por una parte, podemos decir que para desarrollar la percepción espacial es necesario haber adquirido previamente ciertas habilidades motoras. Por otra, de la espacialidad depende en gran medida el desarrollo motor.
Esta última afirmación debe entenderse a través del desarrollo del esquema corporal. Es decir, la espacialidad y el esquema corporal van ligados, y, se puede considerar que sin el desarrollo de la espacialidad no podría alcanzarse el esquema corporal adecuado. A su vez, el desarrollo motor depende del esquema corporal y del conocimiento del cuerpo y sus posibilidades por parte del individuo para alcanzar ciertas habilidades cognitivas y motrices. Además, el desarrollo espacial influye en multitud de aspectos como el equilibrio, la coordinación o la lateralidad que son la base de la organización motora.
Es importante destacar en este aspecto que, para Piaget, de las estructuras espacio-temporales depende la génesis de la inteligencia del niño y, a su vez, el grade de interacción y de las experiencias psicomotrices, lo cual, influye en el desarrollo motor.

En conclusión, la importancia de la percepción espacial sobre el desarrollo motor es muy amplia y en caso de no poder desarrollarla adecuadamente puede conllevar una serie de problemas. A continuación, se muestran una serie de patologías que pueden darse por un desarrollo inadecuado de la percepción espacial:

1.       Trastornos del esquema corporal:

Son los referentes al "conocimiento y representación mental del propio cuerpo" y
a la "utilización del cuerpo" (orientación en el propio cuerpo y, desde éste, del espacio exterior; y de una inadecuada utilización del mismo en su relación con el entorno). Es donde se encuentran la mayoría de los problemas. Encontramos dos tipos muy relacionados con la lateralidad.

-       Asomatognosia: El sujeto es incapaz de reconocer y nombrar en su cuerpo alguna de sus partes. Suele esconder alguna lesión neurológica. La Agnosia digital es la más frecuente en los niños: éste no es capaz de reconocer, mostrar ni nombrar los distintos dedos de la mano propia o de otra persona. Suelen haber otras alteraciones motrices acompañando a ésta.

-       Trastornos de la lateralidad: Estos trastornos son, a su vez, causa de alteraciones en la estructuración espacial y, por tanto, en la lectoescritura (y, de ahí, al fracaso escolar).


2.       Aparxias infantiles:
El niño que presenta una apraxia conoce el movimiento que ha de hacer, pero no es capaz de realizarlo correctamente. Se trata de un trastorno psicomotor y neurológico. Existen muchos tipos de apraxias, y reciben nombre en función de la localización de su incapacidad:
Apraxia de realizaciones motoras: al niño le resulta imposible ejecutar determinado movimiento, previamente elaborado. No hay trastorno del esquema corporal. Se observan movimientos lentos, falta de coordinación,....
Apraxia constructiva: incapacidad de copiar imágenes o figuras geométricas. Suele haber una mala lateralidad de fondo.
- Apraxia postural: Referente a la incapacidad de realizar ciertas coordinaciones motrices)
- Planotopocinesias y cinesias espaciales: ESPACIALES: el niño muestra gran dificultad en imitar gestos, por muy simples que éstos sean, ya que ha perdido los puntos de referencia fundamentales (de arriba-abajo, derecha-izquierda,...). El esquema corporal está muy desorganizado.

OBJETIVOS DE LA ESPACIALIDAD

OBJETIVOS GENERALES
Los objetivos que se persiguen con el trabajo de la espacialidad son:
1.       Mejorar las percepciones espaciales de los niños en un grado de complejidad cada vez mayor.
2.        Ser capaz de reconocer las distancias de un objeto respecto a uno mismo.
3.        Identificar las distancias entre objetos.
4.        Diferenciar entre espacio propio, próximo y lejano.
5.       Ser capaz de proyectar el propio cuerpo en el espacio circundante.
6.        Saber conjugar diversos elementos de estructura espacial (altura, plano, distancia, ejes…)
7.       Conseguir que los niños se familiaricen y comprendan conceptos relacionados con la espacialidad, nociones referentes a las capacidades perceptivas de las dimensiones de los objetos…
8.       Conocer e identificar las partes del cuerpo. Desarrollo del esquema corporal.
9.       Realizar movimientos voluntarios con cualquier parte del cuerpo.
10.   Aprender a utilizar el espacio y desplazarse en él.
11.   Dominar las capacidades perceptivo-motrices. Desarrollo motor humano.
12.   Diferenciación entre derecha e izquierda.
13.   Permitir al individuo desenvolverse y formar parte de la sociedad a la que pertenece.
14.   Dotar a las personas de autonomía.

OBJETIVOS EN LA ETAPA DE EDUCACIÓN INFANTIL
1.       Desarrollar las capacidades perceptivo-motrices.
2.       Conocer las diferentes partes del cuerpo así como las posibilidades de movimiento que estas nos ofrecen para desarrollar un adecuado esquema corporal.
3.       Saber desenvolverse en un espacio concreto y entornos próximos habituales.
4.       Establecer relaciones con los objetos y personas del entorno.
5.       Conocer y diferenciar las distintas formas del espacio: propio, próximo y lejano.
6.       Reconocer la posición de su propio cuerpo en referencia con otros objetos o personas así como la relación de posición entre objetos o personas ajenos a él:
è Delante-detrás
è Arriba-abajo
è Cerca-lejos
è Dentro-fuera
è Abierto-cerrado
7.       Desarrollar mayor autonomía.

EDUCACIÓN DE LA PERCEPCIÓN ESPACIAL. ASPECTOS METODOLÓGICOS

Para poner en marcha el desarrollo de la espacialidad debemos conseguir una metodología adecuada a los niños de un aula de infantil teniendo en cuenta la etapa de desarrollo en la que se encuentran y las características de la misma y de los alumnos a nivel individual y de grupo. A continuación, debemos ser conscientes de que es necesaria una progresiva adquisición de los distintos tipos de espacio, siendo estos:

-           Propio: Movimiento corporal y partes del cuerpo
-          Inmediato: Relación entre objetos (dentro-fuera, arriba-abajo, cerca-lejos...).
-          Externo: Orientación, trayectoria, velocidad…

Para ello, es importante destacar que a pesar de ser un aprendizaje progresivo, los distintos tipos de espacio no son independientes sino complementarios, por ello es imprescindible trabajarlos de manera conjunta si queremos desarrollarlos adecuadamente. Por tanto, la programación de actividades se basará en el trabajo de tres aspectos fundamentales:

1.       Conocimiento del propio cuerpo
2.       Materiales y objetos del entorno
3.       Aula y el entorno más próximo

Habiendo tomado en cuenta todo lo anterior, la metodología propiamente dicha que debemos seguir para programar las actividades debería basarse en los siguientes principios:

·         Metodología activa mediante el juego.
·         Experimentación y exploración del medio.
·         Actividades globalizadas.
·         Actividades basadas en las motivaciones de los alumnos.
·         Actividades basadas en las capacidades de los alumnos.
·         Realizar las actividades en aulas con la amplitud adecuada para facilitar gran variedad de movimientos.
·         Utilizar material didáctico lo más variado posible.
·         Realizar actividades más bien cortas que no hagan perder su motivación.
·         Plantear ejercicios de movimiento que impliquen:
-Cálculos de distancias
-Recorridos, itinerarios
-Situación con relación a los objetos y a otros compañeros, etc.
·         Actividades en las que se trabaje tanto individualmente como por parejas y grupos.
·         Facilitar a los alumnos la salida del centro a otros espacios cercanos.

Si tenemos en cuenta todos los aspectos mencionados anteriormente, plantearemos a los alumnos actividades adecuadas para el desarrollo de su espacialidad. Así mismo, a la vez que trabajamos la espacialidad, podemos introducir otros aprendizajes para conseguir una enseñanza globalizada que, a través de un aprendizaje significativo y activo hará que los alumnos consigan su pleno desarrollo individual y social de manera más duradera y eficaz.

EVALUACIÓN DE LA PERCEPCIÓN ESPACIAL

Para llevar a cabo la evaluación de las sesiones de psicomotricidad de manera adecuada es importante que esta sea continua y globalizada; es decir, partiremos de los conocimientos y capacidades previas de los alumnos y evaluaremos el proceso y progreso seguido, tanto a nivel individual, como grupal. Para ello, se utilizará la observación como método principal de evaluación. Para evaluar específicamente la percepción espacial (también podría hacerse con los demás factores que se trabajan con las actividades) dividiremos la evaluación en tres fases:
1.       Evaluación inicial: Observaremos a los alumnos tanto en conjunto como a nivel individual para captar las necesidades del grupo que debemos trabajar y las particularidades a nivel individual. Haremos esta evaluación para conocer el punto de partida de nuestros alumnos y, de este modo, poder evaluar la trayectoria que han seguido cuando termine el periodo de evaluación determinado.
Observaremos los siguientes aspectos anotando “SI/NO” y realizando breves anotaciones en caso de que sea necesario:

1.       Conocen las partes del cuerpo.
2.       Son conscientes de las posibilidades de movimiento que su cuerpo les otorga.
3.       Conocen la existencia de la derecha e izquierda.
4.       Saben identificar derecha e izquierda.
5.       Conocen la posición de su cuerpo respecto a objetos o personas.
6.       Conocen la existencia de los diferentes espacios.
7.       Identifican los diferentes espacios.
8.       Saben desenvolverse en el espacio-aula (lugar donde se encuentran los materiales, donde se realizan los diferentes ejercicios etc.).

2.       Evaluación general (continua): Seguiremos observando y anotando periódicamente los mismos factores que tuvimos en cuenta en la evaluación inicial, tratando de captar tanto las dificultades como los progresos de los alumnos.

3.       Evaluación final: Haremos un recorrido de la evolución del niño, comprobaremos si se han conseguido los objetivos programados a nivel general, pero, sobre todo, veremos el proceso y el progreso que se ha seguido a nivel individual desde el punto de partida del alumno.